sábado, 14 de septiembre de 2024
29 de agosto de 2024
Tres años después de que comenzara la mayor crisis inflacionaria en las últimas cuatro décadas, los precios del consumo parecen estar volviendo, por fin, a su cauce. La lectura del Índice de Precios de Consumo (IPC) de agosto que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística (INE) este jueves refleja que la inflación interanual se ha situado en el 2,2% este mes, seis décimas por debajo del nivel registrado en julio.
El IPC se ha reducido seis décimas en tan solo un mes y ha alcanzado su nivel más bajo en todo el año y prácticamente el mínimo desde que arrancara este ciclo de precios altos a mediados de 2021. Se trata del segundo gran descenso encadenado tras la reducción, en este caso, de siete décimas, observada el pasado mes de julio. Para encontrar un registro menor hay que remontarse a junio de 2023, cuando el IPC marcó un 1,9%. Los grandes responsables del alivio son los precios de los carburantes y, en menor medida, de los alimentos, que se moderaron en agosto. Una bajada que ha mejorado incluso las previsiones de analistas como la consultora Oxford Economics o el Instituto Complutense de Análisis Económico, que vaticinaron que la inflación se movería entre el 2,4 y el 2,5% al cierre de este mes. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hecho una valoración positiva del dato conocido este jueves. "Compatibilizamos una de las mayores tasas de crecimiento de la eurozona con la progresiva moderación de los precios y la mejora del poder adquisitivo de los ciudadanos. España va en la buena dirección", ha señalado Sánchez en un tuit. Por su parte, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha trasladado que el dato es "bueno" y prueba que las medidas de política económica del Gobierno son "eficaces".
Así, la inflación se sitúa ya muy cerca del objetivo del Banco Central Europeo (BCE) que es que los precios del consumo crezcan a un ritmo del 2% cada año. El BCE se fija esta meta porque considera que permite un nivel de precios estable y, al mismo tiempo, evitar la temida deflación que puede tener efectos nefastos para la economía. El indicador subyacente (el que refleja cómo han evolucionado los precios de los productos más estables, sin contar energía y alimentos no elaborados) se ha reducido del 2,8 al 2,7%. El descenso de la subyacente está siendo lento, lo que refleja que todavía permanecen algunos reductos de inflación que se resisten a desaparecer. Hablamos, fundamentalmente, de los precios de ciertos servicios como los vinculados al turismo (que han seguido subiendo este año por la fuerte demanda) y algunos alimentos como el aceite de oliva. A la espera de que el INE proporcione más detalles dentro de dos semanas, en julio todavía había 25 productos de los 200 que monitoriza el INE con subidas de precio superiores al 5% y ocho que crecían todavía a doble dígito.
La esperanza para la economía
Que la inflación esté bajando en línea de lo previsto es una buena noticia para la economía nacional y un factor clave para el crecimiento del PIB en los próximos meses. Las exportaciones de servicios (donde el turismo extranjero tiene un peso crucial) han sido el gran motor de crecimiento en la primera mitad de 2024, pero deberían ir perdiendo protagonismo en los próximos meses.
El alivio en los precios debería permitir recuperar cierto poder adquisitivo a las familias y, sumado a las bajadas de tipos de interés que se han traducido en hipotecas más baratas, debería impulsar el consumo, que está llamado a tirar de la economía en el medio plazo. Además, un IPC del 2,2% envía una buena señal al BCE, que decidirá dentro de dos semanas si se atreve con una nueva bajada de los tipos de interés o los mantiene como ya hizo en julio. El viernes se publicará el dato de inflación en la eurozona en agosto. Si el registro mejora el 2,6% anotado en julio —algo que podría suceder a la luz de las señales que llegan de países como Alemania— la probabilidad de un nuevo recorte en el precio oficial del dinero ganará enteros.