sábado, 12 de octubre de 2024
31 de octubre de 2023
La economía alemana es incapaz de dejar atrás la recesión en un contexto marcado por la fuerte subida de tipos, la crisis energética y la debilidad de uno de sus principales socios comerciales, China. El PIB de la primera economía de la Eurozona se contrajo un 0,1% entre julio y septiembre en términos desestacionalizados, después de haberse estancado en el segundo y el primero y de haber retrocedido un 0,4% en el cuarto trimestre del pasado ejercicio.
La situación de Alemania supone un toque de atención claro para el Banco Central Europeo (BCE), que tendrá que medir muy bien sus próximos pasos de política monetaria si quiere poner coto a una inflación que se resiste a bajar y, a la vez, no generar problemas más serios para las mayores economías de la región, por el efecto dominó que esto puede provocar en el resto. La entidad que capitanea Christine Lagarde decidió tomarse una pausa en su última reunión, después de haber aplicado catorce subidas consecutivas de los tipos de interés y de haberlos situado en el 4,5%, su nivel más alto desde 2001. Este rally alcista del precio del dinero ha encarecido de forma notable los costes de financiación para el sector privado y afecta de forma especial a las empresas exportadoras germanas, que son el principal motor de su economía.
Los hogares consumieron menos por la inflación
La Oficina de Estadísticas alemana, Destatis, ha confirmado este lunes que en términos interanuales, en relación al mismo trimestre de hace un año, la economía germana retrocede un 0,8%. Entre julio y septiembre el consumo de los hogares cayó, lastrado por la inflación, que se situó de media a lo largo del tercer trimestre en el 5,6%. Por el contrario, la inversión en bienes de equipo o productiva, habría supuesto un "impulso positivo" en este mismo periodo.
El aumento de los costes energéticos derivado de la guerra en Ucrania y la dependencia de los suministros rusos, pero también de las tensiones en Oriente Medio, es otra de las grandes batallas con las que está lidiando la primera economía europea. La Oficina Federal de Estadística anunciará los resultados detallados de la evolución de la actividad en el tercer trimestre el 24 de noviembre.
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"En general, otra publicación débil de crecimiento, junto con unos datos del IPC más débiles, consolidará la opinión de que el ciclo de endurecimiento del Banco Central Europeo ha terminado", apuntan desde Monex Europe. Recientemente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) empeoró sus perspectivas para Alemania. En concreto, calcula que la contracción será este año dos décimas mayor de lo que había previsto en julio, del -0,5%, y que el año que viene crecerá cuatro décimas menos de lo estimado previamente, al 0,9% del PIB.
La debilidad de Alemania arrastrará al resto de la Eurozona
La última encuesta de clima empresarial PMI para la Eurozona ha vuelto a caer en octubre y se reafirma en valores compatibles con caídas de la actividad (46,5 vs. 47,2), debido a la intensificación de la crisis en manufacturas y al progresivo deterioro del sector servicios, que era el que había venido liderando hasta ahora la recuperación tras la pandemia.
La actividad tanto en Alemania como en Francia se muestra bastante debilitada, si bien "el deterioro sufrido por la actividad desde el verano ha sido más intenso en el caso de Alemania", advierten los economistas de CaixaBank Research, que apuntan además a que el Ifo o índice de clima de negocios germano sigue instalado en octubre en "niveles compatibles con una economía en recesión". Por este motivo, advierten de que estas referencias aumentan el riesgo de que se produzca una caída del PIB en la eurozona a finales de año, arrastrado por la debilidad de Alemania.